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“El justo camina en su integridad; sus hijos son dichosos después de él.”


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Este mes celebramos a los hombres que llevan el sagrado título de padre:

– A los que engendran vida,

– A los que forman carácter,

– A los que guían con sabiduría,

– Y a los que acompañan con amor.


Pero ser padre va más allá de la paternidad biológica. También celebramos a los padres espirituales —sacerdotes, pastores y líderes— que interceden, enseñan, corrigen y levantan generaciones con fe y esperanza. Son sembradores del Reino de Dios en el corazón de la humanidad.

La representación de un padre en todas las áreas:

En la familia:


El padre es cabeza del hogar, no como un dictador, sino como un siervo-líder que ama, protege y guía. Representa a Cristo en su entrega diaria. Su amor da seguridad, su consejo edifica, su corrección sana.


“Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en la disciplina e instrucción del Señor.”

— Efesios 6:4


En lo espiritual:


El padre es sacerdote de su casa, intercesor y guardián de la fe. Enseña a sus hijos a caminar con Dios. Modela una vida de oración, de devoción, y de obediencia al Señor. Un padre que ora es una cobertura poderosa.


“Yo y mi casa serviremos al Señor.”

— Josué 24:15

En lo emocional:


El padre también representa firmeza y ternura. Es quien abraza, consuela y fortalece. Su afirmación sana la autoestima de sus hijos y su presencia constante da estabilidad emocional.


En lo social:


Es ejemplo de integridad, trabajo y responsabilidad. Su testimonio en la comunidad habla del Dios en quien cree. A través de su honestidad y servicio, deja una huella en su entorno.


En el ministerio:


Los padres espirituales son columnas en la iglesia. Son hombres con visión, paciencia y corazón pastoral. Alimentan a sus ovejas, discipulan con amor y están dispuestos a dar su vida por el rebaño, como lo hizo Jesús, el Buen Pastor.


“Os ruego como a hijos míos amados: sed imitadores míos.”

— 1 Corintios 4:14-16



Padre, tu papel no es invisible ante Dios. Cada lágrima, cada consejo, cada oración en lo secreto, cada sacrificio silencioso… Dios lo ha visto. Y Él te recompensa.


Hoy te honramos y bendecimos. Que el Padre celestial, modelo perfecto de amor y autoridad, continúe guiando tus pasos y usando tu vida como instrumento de bendición.


Oración final:


Señor, gracias por el regalo de los padres. Por aquellos que han criado hijos en la fe, y por aquellos que han guiado almas hacia Ti. Fortalece sus corazones, dales sabiduría para cada decisión, y renueva su fe. Que sean reflejo de Tu amor y luz en medio de su generación. En el nombre de Jesús, amén. Pastora Jadira Garcia

 
 
 

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