Gotas de Amor: Maridos, Amad a Vuestras Mujeres

Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia, fue una enseñanza dada por nuestro Señor Jesucristo. Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado con el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentarla a sí mismo como una Iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga, ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin imperfecciones. Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a su propio cuerpo. Quien ama a su esposa, a sí mismo se ama. (Efesios 5:25-28)
El varón debe amar a su esposa con la misma devoción y magnitud con la que Cristo amó a la Iglesia. Esta no es una sugerencia, es una ordenanza divina. No se trata de cualquier tipo de amor, sino de un amor sacrificial, al punto de estar dispuesto a entregar su vida por ella. Este es el nivel de compromiso que Dios espera que los hombres tengan con sus esposas: un amor sin límites, incondicional y lleno de entrega.
El Apóstol Pablo, además de exhortar a los maridos a amar a sus esposas, también advierte que no sean ásperos con ellas. Muchos hombres, debido a sus roles laborales, ya sea dando órdenes en sus trabajos o desempeñándose como militares, pueden llegar a casa y olvidar que quien les espera es su esposa. Tratar a la esposa como si fuera una subordinada o un peón puede destruir la relación.
Para tener un matrimonio exitoso, debemos mirar cómo Cristo trata a la Iglesia. El verdadero amor implica desarrollar los frutos del Espíritu: paciencia, bondad, mansedumbre y dominio propio. Este amor conlleva sacrificio y entrega, tal como la Iglesia se sacrifica por Cristo, pasando por un proceso de perfección mientras espera la venida del novio para celebrar las bodas del Cordero.
En conclusión, el llamado es claro: amar como Cristo amó, con humildad, compasión y sin reservas. Solo así se construyen matrimonios fuertes y llenos de la presencia de Dios.
Pastora Jadira García Hasta la próxima.
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